lunes, 25 de julio de 2016

El que espera, desespera. Segunda parte.

El que espera, desespera. Siempre es igual. Ya lo escribí hace mil años y vuelve a suceder lo mismo. Mi vida es un continuo "loop", donde sigo haciendo lo que afirmé que nunca volvería a hacer.

Vivir es aprender, sí, pero a mí me cuesta que ese aprendizaje realmente se haga carne. Me cuesta mucho. Sigo apostando, sigo esperando, sigo pensando, sigo creyendo. Creo TODO lo que dicen los hombres: creo si me dicen que me llamarán, creo si me dicen que me escribirán, creo si me dicen que les gusto. También creo todo lo que me dicen las mujeres pero, en ese sentido, somos literales: si decimos que haremos algo, en un 99% lo haremos (dejo ese 1% porque siempre puede pasar algo realmente grave que nos impida cumplir).

¿Cómo hago para dejar de creer? ¿Para no tener expectativas? ¿Para tomar naturalmente un "obvio que te llamo" y no darle ningún poder sobre mí y mis emociones? ¿Hay alguna receta?

Quizás el único secreto es nacer hombre.

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