jueves, 5 de diciembre de 2013

Todos los Gol no tienen la misma llave

El lunes salí de la clase de repostería a las 21 hs., una hora antes de lo habitual. Me dirigí hacia donde había dejado mi auto estacionado, a unos 60 metros del lugar, y advertí una sombra dentro del vehículo. De lejos visualicé la patente: era la mía. Levanté la vista y ahí estaba el hombre, dentro de mi tutú, levantando las cosas que había ahí dentro. Caminé hacia él y al grito de "¿Qué hacés?" el hombre se apeó y balbuceó: "¿Cómo? ¿Este no es mi auto? ¡No! Es el de más allá, perdón, me equivoqué, no me llevé nada" y yo quedé contemplando cómo se alejaba, caminando, con un morral y preguntándome cómo era posible que VW haga la misma llave para todos los Gol. Con el corazón palpitante me senté en el asiento del conductor y noté que faltaba el estéreo y que los lentes de sol que tanto me habían costado conseguir tampoco estaban.

Creo que no pude haber sido más inocentona... 38 años de vida en una ciudad de cemento y llena de episodios de inseguridad y lo primero que me viene a la mente es creerle al infeliz que había osado meterse en un auto en el que ando con mi hijo. A los pocos minutos me sentí una idiota y repasé todas las respuestas y todas las acciones que podría haber tomado en lugar de haberme quedado ahí, estupefacta. La gente me dice "Podría haber sido peor", "La sacaste barata", bla bla bla. Yo lo único que pienso es en mi credulidad y en mi falta de reacción. Ahora ando en un auto que no puedo cerrar (hasta mañana viernes en el que haré el cambio de cerradura) y canto para acompañarme en el viaje.
¿Y ustedes? ¿Qué hubieran hecho en mi lugar?