viernes, 11 de julio de 2014

Tres al hilo

En un año murieron tres personas allegadas a mí: mi amigo Eduardo fue el primero, el 25 de junio de 2013, con tan sólo 48 años... Luego Karina, el 23 de diciembre de ese año, la esposa de mi amigo Pablo, también joven, 42 años. El 10 de julio de este 2014 murió Humberto, mi suegro, con 82. Los tres murieron de esa enfermedad que tanto tememos y tanto desconocemos: cáncer.

Pero no quiero hablar de enfermedad ni de muerte, quiero hablar de la vida. El otro día escribí en un mail que soy una resiliente y realmente lo soy, me felicito por haber logrado lo que logré y por tener, en esta vida, salud, amor, familia y amigos. Y es la partida de los seres queridos la que me ha puesto en perspectiva la importancia de vivir y de disfrutar, sinceramente, las cosas de todos los días.

También me ha hecho pensar en esas otras cosas, las que siempre postergo para "cuando tenga tiempo" o para "cuando se alineen los planetas". ¿Para qué esperar? ¿Y por qué? ¿Miedo a qué tengo que no puedo hacer eso que realmente quiero? Quizás Eduardo o Karina pospusieron cosas que después nunca pudieron llevar a cabo... No me refiero acá a Humberto porque tenía 82 años y vivió bien, pero ¿los otros? ¿Que tenían la famosa "vida por delante"? Yo tengo mi vida esperando acá, ni adelante, ni detrás de mí, acá: está en este momento conmigo, lista para ser exprimida hasta la última gota.

Creo que esta mitad del año será testigo de un cambio de 180º en mi vida. Es hora de disfrutar.

Besos para todxs.

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